En esta entrega de la serie casos de éxito de aromaterapia, los protagonistas son Silvia y Kurt, una pareja que volaron desde las Azores a la provincia de Huesca buscando un lugar en el mundo donde empezar un proyecto de agricultura regenerativa y sostenible. Y crearon Savia Íbera. Casos de éxito que nos sirven de ejemplo e inspiración, personas que han aplicado la formación en aromaterapia en su trabajo, o para empezar una nueva carrera profesional en el campo de la aromaterapia.
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Silvia y Kurt, la esencia de Savia Íbera
Antecedentes
Entré en contacto con Savia Íbera hace un tiempo, a raíz de unas muestras de aceites esenciales que me mandaron, entre las que me llamaron especialmente la atención las de tomillo. Andaba yo actualizando el módulo 1: Introducción a la Aromaterapia y decidí incorporar una de sus cromatografías al curso.
Hablé con Silvia, su responsable técnica y tuvimos una interesante charla sobre los quimiotipos de los aceites esenciales y la complejidad de categorizarlos en función de los valores que se obtienen en las cromatografías, valores que varían de un año a otro, pues aparte de la especie botánica o la zona geográfica, el clima y el terreno también afectan mucho a la composición final del aceite esencial.
Esta variabilidad hace que a veces se haga difícil asignar un aceite esencial a un quimiotipo, al no encajar exactamente en el rango de concentraciones establecido por los estándares de las moléculas que lo caracterizan (estándares que no siempre coinciden exactamente según se consulte las distintas Farmacopeas o las normas ISO).
Una complejidad que no está resuelta.
Inmediatamente me vino a la cabeza el caso del tomillo, al que no hace mucho dediqué horas de estudio para una charla que tuve que dar. Habitualmente cuando hablamos de aceite esencial de tomillo nos referimos a Thymus vulgaris L., el tomillo común. Pero hay al menos 7 quimiotipos distintos bien documentados de esta especie botánica, además de otras especies botánicas de tomillo, como el tomillo blanco (Thymus mastichina), el tomillo carrasqueño (Thymus capitatus), el serpol (Thymus serpyllum L.) o el tomillo marroquí (Thymus satureioides).
Y cada quimiotipo distinto (y cada especie de tomillo distinta) tiene unas propiedades características, pudiendo estar indicados para diferentes patologías. De toda esta complejidad escribí un post con una tabla resumen para tener los conceptos claros y no confundir los distintos quimiotipos según qué patología estemos tratando (tienes la información en el post: Género Thymus, redescubriendo especies).
De todo este trabajo, y de la charla que tuvimos con Silvia, era evidente que se imponía una visita para conocer de primera mano a Savia Íbera. Aprovechando el parón de verano y en busca de temperaturas más llevaderas, nos hemos tomado unos días para ir al Pirineo Aragonés. Era la ocasión ideal para acercarnos a conocer a Silvia y Kurt, la esencia de Savia Íbera.
La espera ha superado con creces todas las expectativas.
Los orígenes
Nos reciben a las 9:30 de la mañana en su casa de Fornillos, en la provincia de Huesca, junto a una de las plantaciones de aromáticas que poseen y trabajan. Con una buena taza de café en las manos y un completo desayuno aromatizado con hidrolatos en la mesa, nos explican los inicios del proyecto:
Kurt y Silvia se conocieron en las islas Azores, de donde él es originario y ella trabajaba de bióloga en temas de protección de la naturaleza. Buscando un lugar en el mundo donde empezar un proyecto de agricultura regenerativa y sostenible, dieron con un pedazo de tierra que estaba en venta. El lugar en el que nos reciben.
8 años después, la biodiversidad de su parcela contrasta con la aridez del paisaje que les rodea. Fruto de su trabajo paciente y constante han conseguido regenerar el subsuelo, creando las condiciones necesarias para que las plantas que cultivan crezcan sanas y fuertes.
Como muchos de los proyectos que empiezan con más ganas que dinero, durante años combinaron las labores en la finca con trabajos en los alrededores para asegurarse el sustento.
Con el tiempo sustituyen la tienda de campaña por un alquiler por la zona y finalmente, por una pequeña casa en el campo, donde actualmente residen.
A medida que pasan los años, lo que era una tierra áspera, va recuperando la vida, fruto del trabajo y de los conocimientos de permacultura que aplican. Las plantaciones de aromáticas van dominando el paisaje de su entorno más próximo.
Trabajo de localización, estudio y análisis de las especies locales, recolección sostenible y autorizada de plantas silvestres y de sus semillas, para generar nuevas plantas para sus cultivos. Temporadas de prueba y error, ensayos con distintas especies y variedades, para ver la adaptación al medio y la calidad de los hidrolatos y aceites esenciales resultantes.
Una se cansa sólo de imaginar el ingente trabajo que han realizado.
La consolidación
Nos trasladamos a su segunda finca, la “Suertes Viejas”. La adquirieron no hace muchos años. Una finca con ligera inclinación, cuatro terrazas distintas de cultivo culminadas en su parte superior por los restos de un poblado Íbero.
Un lugar cargado de energía y de historia.
Si hasta el momento lideraba las explicaciones Silvia, ahora es Kurt quien toma la palabra. Él domina el trabajo de campo. Agricultura regenerativa y ecológica. Permacultura y agroecología. Biodinámica y gestión del agua de lluvia. Biodiversidad y sostenibilidad. Incomprensión de los vecinos hacia las técnicas que aplican en sus campos.
En esta finca han plasmado todo su conocimiento y la experiencia acumulada previamente con la plantación que tienen al lado de su casa.
El resultado habla por sí mismo.
La recuperación del suelo ha traído a los insectos, éstos a los pequeños pájaros, éstos a las rapaces,… y todo afecta a la salud y calidad de las plantas aromáticas que cultivan: salvia oficinal, melisa, lavandín, siempreviva…
El Laboratorio – obrador
En Berbegal, un pueblo colindante con Fornillos donde residen, encuentran un pequeño almacén municipal que logran alquilar y reconvertirlo en destilería, laboratorio de análisis, sala de envasado y pequeña tienda.
Como otros ejemplos que hemos conocido, la burocracia para conseguir los permisos y registros sanitarios para poder producir legalmente, ha sido una dura carrera de obstáculos, costosa y difícil de superar.
No sólo por la complejidad y coste de las medidas necesarias a adoptar, también por el desconocimiento de los procesos de obtención de hidrolatos y aceites esenciales por parte de la administración pública, máxime si lo que persigues es obtener el registro de uso alimentario. Conseguir que la administración “decidiera” qué organismo era el competente y qué legislación debía aplicarse, fue el primer escollo.
Una destilería artesanal con todas las garantías sanitarias y legales. Un alambique de acero inoxidable donde destilan a baja presión y temperatura todas las plantas aromáticas que cultivan, más las silvestres que recolectan de forma sostenible o que obtienen mediante colaboraciones con otros actores del territorio.
Una sala de envasado homologada para poder ofrecer el grado alimentario de todos los hidrolatos y aceites esenciales que producen y comercializan.
El resultado
Visto el trabajo de campo, la búsqueda y selección de las especies a cultivar, la pasión con la que trabajan en cada una de las facetas del proyecto, las cromatografías de los aceites esenciales y análisis microbiológicos de los hidrolatos, no sorprende la calidad que encuentras en cada uno de sus productos.
Tengo claro y siempre he recalcado en mis cursos, que no todos los aceites esenciales son iguales, que el quimiotipo es importante y que es muy recomendable que sean de agricultura ecológica.
Pero es en visitas como ésta, donde una se da cuenta de que el quimiotipo es al fin y al cabo una manera de clasificar las variaciones de una misma especie botánica, en función de los principales componentes presentes en el aceite, pero que esto no es suficiente. Es necesario “leer” la cromatografía completa, para entender el potencial terapéutico del aceite esencial que vamos a usar.
Y es en visitas como esta, donde una entiende que la certificación ecológica es al fin y al cabo una manera de garantizar que se siguen ciertas prácticas en la elaboración de los aceites esenciales, pero que hay elaboradores que sin estar certificados, han decidido ir mucho más allá de las etiquetas.
Sabia Íbera es un buen ejemplo de ello.
Que visualices y entiendas estos conceptos visitando a unos pequeños productores artesanales en un pueblo perdido en la provincia de Huesca, es un ejercicio de humildad al que sin saberlo, me han llevado Silvia y Kurt.
Sus productos son pequeñas joyas, resultado de un trabajo riguroso y de unos principios muy interiorizados.
Sabia Íbera
Puedes obtener sus productos en su web saviaibera.com/tienda.
Y puedes seguirlos y seguir su día a día en su cuenta de Instagram/saviaibera
Un lujo poder conoceros. Gracias por tanto.

Esto es todo por hoy. ¡Cuidaros mucho!
Laura Mestres
Licenciada en Farmacia, Responsable de Formación en AromaTraining
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